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Un Prefacio Sublime

Introducción - Jan Nicolaas Kind

Es alentador ver que recientemente algunas de las obras de uno de los tres principales fundadores de la Sociedad Teosófica, William Quan Judge, han sido traducidas al portugués. Marcos de Resende, director de la Editorial Teosófica Brasileña, y Fernando Antônio Mansur Barbosa, miembro de TS-Adyar, que publica libros teosóficos traducidos al portugués de forma privada, con la ayuda de traductores brasileños dedicados, lo han hecho posible. Por ahora, “El Océano de la Teosofía” ya está disponible y “Cartas que me han ayudado” se publicará a principios del próximo año, algo muy positivo para los estudiantes brasileños y otros estudiantes de habla portuguesa. Se espera publicar más títulos en el futuro. Vuestro editor adquirió su primer libro de Judge, titulado “Flores primaverales”, de la librería Adyar en India, durante una Convención Internacional a finales de los noventa. La obra completa y formidable de Judge está ampliamente disponible en muchas bibliotecas de la ST-Adyar en Ámsterdam, Países Bajos, Wheaton y Krotona en los EE. UU., y Sydney, Australia, solo por mencionar algunas.

LESP 4 Jonathan Colbert

 

Jonathan Colbert habla sobre la Convención Internacional en Adyar-India, enero de 2018

Jonathan Colbert de California, USA, Estudiante de Teosofía de toda la vida, tuvo mucho interés en escribir el Prólogo de “Cartas que me han ayudado”. Esta pieza resultó simplemente “sublime”, y por esto se decidió publicarla aquí íntegramente, en inglés.  En cuanto se complete la versión portuguesa, también se publicará en Theosophy Forward.

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PREFACIO DE LA TRADUCCIÓN AL PORTUGUÉS “CARTAS QUE ME HAN AYUDADO”, de WILLIAM QUAN JUDGE

Theosophy JC 420 d

(Versión inglesa)

Por Jonathan Colbert

Busque esta sabiduría haciendo servicio, con una búsqueda intensa, con preguntas y con humildad; el Sabio que ve la verdad te la comunicará, sabiendo que nunca más caerás en el error, ¡oh hijo de Bharata!.

                                                                                                                                                                                                                Sri Krishna, Bhagavad Gita

El despertar teosófico comienza con el descubrimiento de la  grandeza misma de la Teosofía, no muy distinta a la contemplación de la gran naturaleza. Lo que inicialmente se percibía como lugares oscuros comienza a emerger como fuentes de luz sagrada; lo que antes era opaco ahora se reconoce como algo digno de admiración y reverencia. La Teosofía es un sistema que ilumina y explica los misterios de la vida como ninguna otra religión, filosofía o ciencia, porque es la integración holística de las tres. La unidad trascendental, que significa la fuente, la síntesis y la interdependencia de todo, tiene un sentido moral y estético. Las leyes de la armonía universal apelan a nuestro sentido de la justicia y esperanza para todos los seres sintientes. Se demuestra que la vida humana misma existe en un gran campo de aprendizaje espiritual, con muchos seres más avanzados dentro y más allá de la humanidad, y otros que no lo son tanto.

Theosophy JC 420 c

Annie Besant, HS Olcott y William Quan Judge: tomadas en el jardín fuera de la residencia de 19 Avenue Road, St. John's Wood, Londres (NW) Inglaterra. MAYO 1891

La vida teosófica es una comprensión gradual de que estamos recorriendo un camino. Las buenas acciones puntuales se convierten en una corriente de cariño, responsabilidad y abnegación. Las investigaciones y las exploraciones espirituales van madurando hasta convertirse en el viaje sagrado del héroe, en la búsqueda incesante del conocimiento de uno mismo. Lo que en un principio percibíamos como preguntas aisladas se convierte en una serie de peldaños dentro de una búsqueda entre vidas, pasadas, presentes y futuras. Con sentido del humor y de lo sagrado, observamos que la obstinación, la terquedad y la arrogancia dan paso al asombro, a la reverencia y a la humildad. Nos inclinamos internamente en presencia de la Naturaleza Invisible y ante aquellos Tathagatas que han hollado antes el antiguo sendero. Con gratitud, nos acercamos al campo de fuerza del impulso del alma para entregarnos incondicionalmente, para buscar la verdad y nada más que la verdad, para progresar sin miedo más allá de lo imaginable hasta ahora y, sobre todo, para abrirnos a lo maravilloso que es no juzgar y actuar con humildad. En un corazón así, la influencia de la Hermandad de los Sabios siempre encontrará un hogar.

Al igual que Shantideva, el monje que estudió y enseñó en la Universidad del Templo de Nalanda en el siglo VII, un buscador sincero comienza a ver que todo el verdadero aprendizaje son pasos en el "camino del Bodhisattva". La compasión es la base fundamental y el imán soberano alrededor del cual evolucionan y giran los múltiples poderes de la mente. Los escritos de William Quan Judge están dirigidos hacia quienes están despertando en esta vida, aunque sean como embriones nacientes, al Ideal del Bodhisattva y al Compromiso de Kwan Yin. El hecho de acercarse a la órbita de W.Q. Judge, como a la de cualquier gran ser, reaviva en el alma reminiscencias de antiguas iniciaciones y de votos hechos al servicio de la Humanidad. Para tales aspirantes no hay nada más importante que lo que conocen en el fondo de su Corazón como "El Sendero".

Sumergirse en las cartas de WQ Judge escritas a Jasper Nieman, es empezar a pensar como Judge. Al confiar en él, te conviertes en él y él se convierte en ti. Sin esfuerzo, humilde, amable, empático hasta el extremo, enciende chispas de promesa y esperanza. Siempre consciente del Arquetipo del buscador, ciertamente alentando a todos los peregrinos, sin embargo, estaba incesantemente al acecho de aquellos que deseaban desarrollarse como ayudantes de la Humanidad. Siempre consciente del "fin a la vista", teniendo en cuenta grandes períodos de tiempo, períodos críticos de la Evolución Humana, el despertar gradual de las facultades pensantes y las Intuiciones Superiores del hombre, se apresuró a aclarar que las instituciones no importan tanto como "Un cambio en el Manas y el Buddhi" de toda la Raza Humana.

El lector verá que Judge se refiere a Jasper Nieman como a un amigo y confidente en lugar de hacerlo estrictamente como un estudiante. En ese círculo más amplio, hay espacio para dar y recibir en un contexto más abierto. La postura del Sr. Judge es la de que, en caso de que él pueda servir de ayuda, la razón sería que el receptor de dicha ayuda se la habría ganado en vidas anteriores, tal como se evidencia en este texto:

Mi querido Jasper:

Ahora déjame advertirte algo. No me tengas demasiado en cuenta a mí, por favor. Puedes pensar en mí con afecto, pero, ¡oh, amigo mío!, dirige tus pensamientos hacia la Verdad Eterna. Como tú, yo estoy luchando en el camino. Quizás en un instante podría caer un velo de tu espíritu y estarías muy por delante de todos nosotros. La razón por la que has recibido ayuda es que en otras vidas tú se la ofreciste a otros. En cada esfuerzo que hiciste para iluminar otra mente y abrirla a la Verdad, te estabas ayudando a ti mismo. Esas perlas que encontraste para otro y que le diste, realmente las retuviste para ti en ese acto de bondad. Porque cuando se vive así, ayudando a los demás, se está poniendo en práctica la regla que nos dice que hemos de "eliminar todo sentido de separatividad", adquiriendo poco a poco la posesión de la luz verdadera.

No pierdas nunca, pues, esa actitud mental. Aférrate en silencio a todo lo que es tuyo, porque lo necesitarás en la batalla; pero nunca, nunca, desees obtener conocimiento o poder con ningún otro fin que no sea ofrecerlo en el altar, porque es la única manera que tienes de conservarlo para ti.

Mientras afirma que hay un conocimiento y que realmente se puede adquirir, WQ Judge aconseja a su lector  prestar especial atención al motivo para obtener ese conocimiento. Si tiene algo que ver con el ansia de poder o proviene de algún sentido de separación, entonces no será un verdadero aprendizaje. Aquí está sentando las bases para la meditación y el estudio de uno mismo como prácticas gemelas indispensables para caminar verdaderamente por El Sendero. (The Path -EL Sendero- era el nombre de la revista estadounidense que editaba el Sr. Judge, y a la que H. P. Blavatsky se refería en sus Mensajes para los teósofos americanos como "Buddhi Puro").

En algunas de las cartas del Sr. Judge, especialmente las que escribió desde Europa, le confía a su fiel amigo los entornos psíquicos y las energías que lo rodean, incluidas aquellas que le debilitaban y desesperaban. Sin embargo, incluso esas descripciones son instructivas porque demuestran una capacidad de atención refinada y una sensibilidad hacia los temas ocultos. En cierto modo, existe una reciprocidad con su corresponsal, la persona a la que ayudó a adquirir cierto grado de fuerza y que ahora representa, a su vez, un pilar para él de apoyo mental incondicional, cuando éste se encuentra en el extranjero, a veces en medio de fuerzas enemigas. Sin embargo, escribió en una de sus cartas, el talismán vital es el deber:

Entonces, ¿cuál es la panacea, finalmente, el regio talismán? Es el DEBER, el Altruismo. El Deber cumplido persistentemente es el Yoga más elevado y es mejor que los mantrams o que cualquier postura, o que ninguna otra cosa.

En más de un lugar, Judge llama la atención, especialmente en el ámbito de lo espiritual, sobre el poder que tiene el habla y la importancia que tienen el pensamiento y la intencionalidad, expresados con palabras:

Las palabras son cosas. En el plano inferior de las relaciones sociales son cosas, pero carecen de alma y están muertas porque esa convención en la que nacen las ha abortado. Pero cuando nos alejamos de esa convencionalidad, las palabras cobran vida en proporción a la realidad y la pureza del pensamiento que está detrás de ellas. Por esto, en la comunicación entre dos estudiantes, las palabras son cosas, y los estudiantes deben vigilar para que la base de las relaciones se comprenda del todo. Usemos con cuidado esos mensajeros vivientes que llamamos palabras.

William Quan Judge, como recordaremos, era irlandés, pero como se puede deducir de las historias cortas que escribió (ver “En un cuerpo prestado”), tenía una conexión mística, interna y continuada con la India. Vivió y respiró los Upanishads, el Bhagavad Gita, los Aforismos del  Yoga de Patanjali, así como los tratados místicos que transmiten la sabiduría de Oriente como La Voz del Silencio y Luz en el Sendero. En el sentido en que los principios, acentos y resonancias de estas obras antiguas dieron forma a todo cuanto pensaba, escribía, decía o hacía, Judge fue la encarnación sintetizadora del segundo Objetivo de la Sociedad Teosófica. 

En términos de continuidad de la conciencia, del esfuerzo y del propósito, Judge fue un habitante simultáneo de muchos mundos, y quizás de muchas edades y épocas. Mucho de lo que podemos saber de él lo leemos en sus cuentos ocultistas, incluidos en este volumen. Allí, al lector se le conduce hasta las antiguas tierras del misterio. Su capacidad como escritor para describir los eventos que tienen lugar en esas historias ocultas tal vez solo pueda equipararse a la excelencia, en nuestra ápoca, de una Úrsula K. Le Guin. En los cuentos de Judge se retratan de forma muy vívida, como si lo hiciera un testigo presencial, todo tipo de pruebas y vicisitudes de paciencia, lealtad y discipulado. Si las virtudes en el sentido griego son poderes y fortalezas que hemos traido de vidas anteriores, entonces Judge vivió el tercer Objetivo de la Sociedad Teosófica purificando y demostrando el mejor uso que se puede hacer de las facultades psíquicas (y noéticas) del ser humano.

W.Q. Judge ejemplificó el compromiso desinteresado y sacrificado con la humanidad. Haciéndose eco y personificando el Primer Objetivo de la Sociedad Teosófica y el documento conocido entre los teósofos como "La Carta del Maha Chohan", Judge consideraba que la Teosofía iba dirigida a todas las clases, credos y razas de la humanidad, no sólo a las clases altas de Europa. Aunque el propio Judge era sumamente culto, educado y refinado, se sentía esencialmente estadounidense y partidario de la igualdad, y afirmaba que el hombre común necesitaba el desarrollo de una literatura teosófica sin pretensiones. Sus escritos ofrecen precisamente eso. En su calidad de trabajador incansable que aspiraba a lograr la educación universal por amor a la humanidad, Judge encarnaba una síntesis disciplinada del Jnana, Karma y Bhakti Yogas.

Como Yogui Jnana, cuya característica esencial es el intelecto penetrante, Judge era capaz de ver la esencia búdica de las enseñanzas teosóficas. Como si estuviera en la orilla de un océano, podía ofrecer las enseñanzas con una dulce simplicidad a una mente infantil, mientras señalaba sus profundidades oceánicas a los que tienen “oídos para oír” y “ojos para ver”. Además de ayudar con la producción de Isis sin Velo y la Doctrina Secreta, y de escribir su propio volumen, El Océano de la Teosofía y sus versiones al inglés de textos antiguos como el Bhagavad Gita y los Yoga Sutras de Patanjali, editó la revista El Sendero desde sus inicios hasta  el momento de su muerte, un período de 10 años. Como editor, mientras formaba un cuadro de escritores para la revista mensual, él mismo escribía la mayoría de los artículos bajo distintos seudónimos. Algunos de ellos fueron Hadji-Erinn, Murdhna Joti, William Brehon, Eusebio Urban, Rodriquez Undiano y Bryan Kinnavan.

Como Karma Yogui, durante el período de veintidós años entre su encuentro con H. P. Blavatsky en 1874 y su muerte, en 1896, a la temprana edad de 44 años, W.Q. Judge trabajó incansablemente por la Teosofía. Lo hizo mientras se mantenía a sí mismo y a su esposa trabajando de abogado comercial. Dicen que Judge escribió muchos de sus artículos mientras viajaba en tren entre sus citas laborales y sus visitas a distintas Ramas de Los Estados Unidos. No era en absoluto un hombre ocioso. En las dos décadas que dedicó a su trabajo teosófico en América, creó más de cien Ramas de la Sociedad Teosófica. Fue claramente un organizador y un dinamizador por excelencia. Si bien era conocido por sus colegas en la profesión legal como un “santo”, su precisión de pensamiento y presentación como abogado quedan reflejados en la metodología, orden y coherencia de sus escritos teosóficos.

Como Bhakti Yogui, Judge era amado por seguidores de todas las edades, incluidos los niños pequeños, que se sentaban en su regazo y se le abrazaban mientras hablaba de filosofía con los adultos. Una persona tan devota como Judge a la sagrada causa de la Hermandad de Bodhisattvas no podía evitar ser un núcleo de la Fraternidad Universal en sí mismo, dondequiera que fuera. Cumplió fielmente las peticiones de su colega y maestra H.P. Blavatsky, así como de los Hermanos que estaban detrás de la escena y al frente de la Sociedad Teosófica. Recordando su primer encuentro con H.P. Blavatsky en su apartamento de la ciudad de Nueva York en 1874, Judge escribió:

Fueron sus ojos lo que me atrajo, los ojos de alguien a quien debí haber conocido en vidas pasadas hace mucho tiempo. Ella me miró, reconociéndome en esos primeros momentos, y desde entonces esa mirada no ha cambiado nunca. No me presenté ante ella como un buscador de filosofías, ni como alguien que tanteara en la oscuridad para encontrar luces oscurecidas por las Escuelas y por teorías fantasiosas, sino como alguien que, después de vagar durante mucho tiempo por los pasillos de la vida, buscaba algún amigo que le mostrara dónde se habían ocultado los diseños de la Obra. Y fiel a la llamada, ella respondió, revelando los planes una vez más, y sin decir palabra para explicarlo, simplemente los señaló y continuó con el trabajo. Fue como si la noche anterior nos hubiéramos separado, dejando todavía por hacer algún detalle de una tarea emprendida con un fin común; se trataba de la maestra y el alumno, el hermano mayor y el menor. Ambos dirigidos a un solo fin, pero ella tenía el poder y el conocimiento que pertenece a los leones y a los sabios.

Así fue el reconocimiento mutuo de dos sabios y de la gran Obra que tenían ante sí. Ha sido un honor para mí contribuir con este Prefacio a la traducción al portugués de “Cartas que me han ayudado”. Asimismo, tengo la esperanza de que se puedan obtener numerosos vislumbres de la vida en el Sendero y de que el gran amigo de la humanidad, William Quan Judge, otorgue muchas bendiciones a través de estas cartas.

Link to English version:

https://www.theosophyforward.com/articles/theosophy/2918-a-sublime-foreword 

 

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