John Algeo - los EE. UU
La teosofía no es sólo una colección de abstracciones intelectuales. Es una receta para la vida. Cada idea Teosófica implica una forma de acción Teosófica. Si pensamos en algunos de los conceptos Teosóficos básicos, sus aplicaciones prácticas son obvias.
Por ejemplo, si aceptamos la reencarnación, no deberíamos tener prejuicios sobre otras culturas o naciones o el otro sexo, porque en el pasado hemos nacido en otras culturas y naciones y en el sexo contrario, y volveremos a hacerlo en el futuro. Del mismo modo, si aceptamos el karma, nunca deberíamos dañar conscientemente a otro, porque cada acción que hacemos vuelve a nosotros de forma similar. Por supuesto, tener la mente abierta y practicar la no violencia son cosas que promueven los sistemas éticos de todo el mundo, pero la Teosofía nos da una base razonada para practicar esas virtudes.
Además de tales conexiones obvias entre ideas y acciones, también existen otras más sutiles. La distinción Teosófica entre nuestra individualidad y nuestra personalidad implica que deberíamos respondernos a nosotros mismos y a los demás como individuos espirituales, no como personas materiales. Como personas materiales, todos cometemos errores. Pero enfocarse en los errores personales – propios o ajenos - no los corrige, sino que intensifica su energía y su nocividad potencial. En cambio, cuando reconocemos los errores personales – en nosotros o en los demás - nuestra respuesta debería ser positiva, enfocándonos en el principio espiritual que contrarresta el defecto material.
Las respuestas positivas a los errores tienen una base Teosófica sólida, pero tales respuestas también se reconocen en la teoría y práctica tradicionales de la retórica y el debate. Los argumentos que son “ad hominem”, es decir, dirigidos “a la persona” y por lo tanto son de naturaleza emocional, son evitados por los oradores y escritores atentos. Es mejor concentrarse tranquilamente y racionalmente en un principio espiritual subyacente que pueda mejorar el error. Los argumentos que son “ad rationem”, o sea, dirigidos al principio razonable, son lógicos y ayudan a conseguir un resultado positivo. Por lo tanto, en cada discusión, nuestro lema debería ser “El principio, no la persona.”
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http://www.theosophyforward.com/theosophy/39-articles/theosophy/58-the-principle-not-the-person