Jan Nicolaas Kind – Brasil
Voltaire dijo una vez: «Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo» (el Dios occidental es masculino). Ha sido una costumbre humana durante siglos invocar a Dios en tiempos de angustia. Por lo tanto, puede ser cierto que Dios fue inventado por seres humanos para proporcionar consuelo y refugio en este mundo hostil y violento en el que vivimos. Si es así, ¿Dios fue creado a nuestra propia imagen, aparentemente para nuestra estabilidad y seguridad? ¿Da testimonio el mundo de hoy de ser un océano de estabilidad y tranquilidad?
En Occidente, dominado por la tradición cristiana, hay muchas doctrinas sobre Dios. Pero al mismo tiempo, en Europa en particular, hay muchos que han predicho que la humanidad se desarrollará hacia un futuro sin Dios. Los que predicen tal futuro han encontrado apoyo entre aquellos que afirman que Dios es solo un nombre para el vacío eterno y que cualquier percepción de Dios no es más que un pobre intento de explicar la nada. Pero entonces surge la pregunta de cómo se aclara algo que no existe.
Según los ateos más apasionados, Dios no existe más que en nuestra pobre y limitada imaginación. Debemos prescindir de Dios, puesto que los seres humanos y nuestro planeta no son más que el resultado de una serie accidental de secuencias entrelazadas en la naturaleza, a pesar de todas las leyes de la probabilidad. El agnóstico es menos extremista al reconocer que en el cielo y en la tierra hay más de lo que sabemos, pero afirma que nadie podrá jamás descubrir si Dios existe realmente.
Algunos están convencidos de que Dios está desesperado y furioso porque la humanidad, su propia creación, le está dando un sinfín de problemas. Otros incluso afirman que Dios está muerto y que su rebaño anda siempre suelto. ¡Qué panorama más luminoso!
En nombre de Dios se desarrollan y venden armas letales para ser utilizadas en guerras santas y escaramuzas, y son muchos los que mueren en nombre de Dios. Políticos, clérigos y personajes dudosos se esconden tras las espaldas de Dios, creando confusión y desesperación en los demás, mientras persiguen despiadadamente sus propios objetivos económicos o supuestamente religiosos.
En Occidente, un gran número de libros tratan de explicar el misterio de Dios. El más vendido de todos los tiempos es la Biblia, pero también hay libros como La historia de Dios y Dios, una biografía. Los autores John Micklethwait y Adrian Wooldridge, en su libro Dios ha vuelto, hacen todo lo posible para demostrar que Dios y la religión están regresando a la sociedad. Dios está a la venta en CD, DVD e incluso es el centro de atención de programas de televisión populares, realizando milagros increíbles, mientras que los políticos de todo el mundo se sirven de Dios para establecer sus objetivos políticos.
A dónde nos lleva esto? Al tratar de encontrar a Dios, tal vez no debamos mirar ninguna pantalla, ni leer ningún libro, ni escuchar a nadie predicar, sino mirar en nuestro interior. Al escuchar nuestra voz interior cuando la mente está tranquila y el corazón en paz, aprendamos a superar nuestra ignorancia y arrogancia.
Al pensar que Dios está en algún lugar fuera de nosotros, nos extraviamos. Cuando seamos capaces de abandonar este pensamiento de una vez por todas, podremos llegar a darnos cuenta de que Dios está en nosotros, la chispa eterna que habita en el interior de los seres como "aquello que los ojos no ven, por lo que los ojos se hacen ver" (Upanishads).
Lo que fue y siempre será no necesita volver.