¿Cómo Avanzar? El Futuro de La Teosofía

Padmanabhan Krishna – India

El Catedrático P. Krishna es  actualmente responsable del centro de estudio de Krishnamurti en el Centro de Educación Rajghat de la Fundación Krishnamurti India en Varanasi. Ha escrito artículos y libros sobre varias cuestiones acerca de las enseñanzas de J. Krishnamurti. P. Krishna ha dado conferencias por todo el mundo y es un miembro de toda la vida de la Sociedad Teosófica.

Cuando los fundadores comenzaron con la Sociedad Teosófica en el siglo diecinueve, tuvieron una visión muy profunda. Vieron que tanto las verdades religiosas, como las científicas, son universales, pero más difíciles de percibir ya que nuestras ideas preconcebidas y nuestras experiencias limitadas nos impiden ver el todo como es y nos fuerzan a tener un punto de vista determinado. Nuestros pensamientos e intelecto son limitados porque dependen de nuestros recuerdos y experiencia, los cuales son necesariamente limitados. Para percibir la verdad tal como es, debemos ir más allá de estas limitaciones eliminando todas las ilusiones restrictivas de la mente.

Por lo tanto los fundadores postularon la verdad como la religión más alta y consideraron las diferentes religiones simplemente como un acercamiento a ella. Una de las grandes verdades fundamentales que ellos comprendieron fue la de que todos los seres humanos son esencialmente iguales, hermanos independientemente de donde nacen o crecen. No postularon esta igualdad como un ideal para ser conseguido en el futuro, sino como una verdad que hay que ver y comprender aquí y ahora. No hay nada entre la verdad y nosotros excepto nuestro propio condicionamiento, que es diferente para las distintas personas y que colorea nuestras percepciones. Podría decirse que la verdad nace sólo cuando una conciencia percibe un hecho sin ninguna deformación. Liberar nuestra mente de toda  deformación o ilusión es, por lo tanto, la verdadera búsqueda religiosa, y es sinónimo de la búsqueda de la verdad. Esta búsqueda es no confesional, porque no importa cuáles sean las ilusiones particulares de las que debo liberarme.

La señora Blavatsky declaró claramente que la Teosofía no es una religión, pero es “la esencia de toda religión” (Clave de la Teosofía, 58). Era una visión muy adelantada a los tiempos, porque ni siquiera hoy la humanidad ha llegado a comprender que la verdad última es universal. Se acepta generalmente que hay sólo una ciencia - no hay una ciencia americana y una ciencia india - pero no se piensa igual de la religión. Se está de acuerdo en que la naturaleza funciona de la misma manera en todas partes, pero no se piensa lo mismo de la conciencia humana.

Por lo tanto nos dividimos como pertenecientes a diferentes credos, que son adquiridos después del nacimiento y dependen del ambiente en el cual crecemos. Estos credos no son verdades;  son nuestro tipo particular de ilusión. Por suerte, la ilusión es algo que puede desaparecer cuando percibimos lo que es verdadero y lo que es falso. Por lo tanto, uno tiene que postular la verdad como algo desconocido y tener una mente curiosa, ávida de aprendizaje, que esté constantemente discerniendo entre lo verdadero y lo falso, sin adherirse a ninguna opinión particular, especialmente a la propia.

Si proponemos la Teosofía como la sabiduría humana que reside en cualquier mente que se libere de toda ilusión y que esté en verdadero contacto perceptivo con las verdades eternas y universales, entonces no existe lo que llamaríamos un futuro de la Teosofía. Las verdades universales eternas e inmutables no pueden tener futuro. La verdad no es sólo una idea correcta sobre los hechos, es la percepción directa de los hechos sin ninguna deformación. Esta es la diferencia esencial entre la verdad religiosa y la llamada verdad filosófica. Es la percepción directa de la verdad eterna la que transforma nuestra conciencia, no la idea de la verdad. ¡El profesor de filosofía budista no es Buda! La verdadera búsqueda religiosa es para la transformación de la conciencia, no sólo una transformación de ideas o creencias. Hay sólo una mente religiosa, que es la esencia de todas las religiones, y a esa esencia la llamamos  Teosofía.

En cada uno de nosotros reside la conciencia universal, así como una  conciencia individual condicionada. Un Teósofo es aquél que es plenamente consciente de este hecho y, por lo tanto, no queda atrapado en su conciencia individual. Sólo la conciencia universal en nosotros puede entrar en contacto con las verdades universales que son la esencia de la Teosofía. Sólo podemos vivir con la sabiduría que tenemos. Sin embargo, nuestra sabiduría no es una cosa estática si vivimos con una mente inquisitiva que constantemente distingue lo verdadero de lo falso, acabando así con la falsedad. La mente teosófica no vive con creencias y conclusiones sino con preguntas,  explorando y empujando constantemente el límite entre lo conocido y lo desconocido.

Si leemos las escrituras de Madame Blavatsky y Annie Besant, vemos que las dos eran intensamente conscientes de todo esto y así lo han declarado explícitamente con sus trabajos en muchos sitios, nunca considerándose autoridades para ser creídas. Si la Sociedad Teosófica elabora nuevas creencias, nuevas autoridades y nuevos rituales, reducirá la Teosofía a una nueva religión. Todas las religiones han deshecho las enseñanzas de su creador, y nosotros cometeríamos el mismo error. Así que, hermanos y hermanas, el futuro de la Sociedad Teosófica depende de nosotros, no de los llamados líderes. Será lo que nosotros hagamos de ella. Puede ser una fuerza muy importante para la búsqueda de la verdad en este mundo, o puede enturbiarse en una nueva serie de ilusiones.

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El 13 de septiembre 2009