Jan Nicolaas Kind – Brasil
Si H. P. Blavatsky estuviera con nosotros hoy estoy convencido de que le habría encantado hacer uso de todas las cosas buenas que Internet tiene que ofrecer. Sí, ella habría tenido su propio sitio Web y blog. Habría estado muy ocupada en el mantenimiento de su red social: Orkut, Twitter y Facebook, todas ellas. Habría sido una bendición, para ella y nosotros, el haber podido comunicar su importante mensaje por los canales que tenemos ahora a disposición.
De ser usado correctamente, Internet puede unir a la gente, construir puentes, y disminuir diferencias obvias. Puede crear plataformas para diálogos o, si obedecen a las reglas comunes de la decencia, incluso debates. Puede ser una fuente enorme de información, una guía para el estudio independiente, y una revelación y reseña inestimables.
Internet puede utilizarse para hablar de problemas y hallar sus posibles soluciones, aunque aquí deberíamos ser prudentes y tener buen criterio. Algunos de los temas que afrontamos hoy en día son muy complejos y sensibles y quizás no sean aptos para debatir en el ciberespacio. No es que estos temas necesiten rodearse de secretismo u oscuridad, pero su densidad requiere una visión profesional y, sobre todo, un escrutinio imparcial.
Demasiado a menudo el ambiente de algunos sitios de Internet degenera en una situación desagradable de NOSOTROS contra ELLOS, y se utilizan palabras ofensivas, impidiendo así una investigación imparcial. Esta noción bipartita, por definición está en conflicto con todo lo que la Teosofía significa. Durante los dos años pasados, ha quedado dolorosamente clara la profundidad a la cual se han hundido los niveles de tolerancia y de entendimiento verdadero. Esta decadencia ha desembocado en un planteamiento totalmente parcial, que ha conducido directamente a repugnantes controversias en tierra de nadie.
Si los miembros de la Sociedad Teosófica de Adyar, colectivamente, hubieran intentado de forma más constructiva cumplir con los Objetivos de la Sociedad Teosófica, y hubieran mostrado tolerancia, insistiendo en la transparencia desde el principio y suprimiendo lo que llamamos secretismo, todos aquellos elementos subversivos que crearon esta cacofonía de discordias en el ciberespacio no habrían existido.
No hay nada secreto sobre la Teosofía; no hay nada secreto sobre los Teósofos. Por esto, no debería haber nada secreto sobre su vehículo y sobre quienes se supone que la conducen sabiamente.
En Internet vemos los obstáculos del mundo y, al hacerlo, reconocemos los obstáculos que hay dentro de la Sociedad Teosófica. Porque en la Sociedad también hay conflictos, igual que en el mundo exterior. Se dice que estos conflictos nos hacen fuertes y nos purifican, promoviendo la profundidad espiritual o intelectual. Pero, por supuesto, esto es verdad sólo en parte. Los conflictos pueden hacer un daño irreparable y apartarnos más los unos de los otros. La raíz oculta del conflicto se halla en los distintos niveles de ignorancia e interés propio y en la falta de altruismo, que es, posiblemente, el más noble sentimiento que puede enaltecer el corazón humano.
Es importante que nos unamos otra vez y nos miremos bien con toda honestidad, porque las masas se desvían por los lados en su búsqueda; pero aquellos que realmente desean ascender tiran de sus propias raíces hasta conseguir vencer la ignorancia y el interés propio.
¡Eso es lo importante!