Jacques Mahnich – Francia
Hacia adelante.
Desde su creación, la historia del movimiento Teosófico moderno parece un registro interminable de cismas, conflictos humanos y divergencias de ideas y acciones. Para proponer de una manera realista algunas ideas e iniciativas que sirvan para una reconciliación, con el proyecto de avanzar como una corriente unida (reunida) de pensamientos y acciones, debemos valorar del todo las causas primordiales de estas desviaciones de los objetivos iniciales de la Sociedad Teosófica y de las intenciones de sus fundadores. Un denominador común, existente muchas veces en la mayoría de los movimientos espirituales, parece ser este comportamiento egoísta eterno de gente totalmente convencida de saber encontrar la Verdad mejor que los demás, incluyendo a los fundadores del movimiento, y por lo tanto rechazan cualquier otra opinión.
A través de las iniciativas individuales y colectivas, parece que el siglo veintiuno ha desencadenado una "renovación" teosófica donde los estudiantes se alejan de la cristalización de organizaciones existentes con el fin de volver a los objetivos originales de la Sabiduría Divina. Parece que la historia se repite cuando lo comparamos con algunos movimientos religiosos como, por ejemplo, el de los cristianos que han vuelto al mensaje original de los Evangelios. Y esto nos da esperanzas de contar con nueva energía y con una unidad en la diversidad.
Las lecciones aprendidas son factores clave para futuros logros. Este tipo de éxito comienza con la integridad y la capacidad de olvidar nuestros propios deseos y apetencias personales. "Saber" no basta. Hemos de vivir según ello y convertirnos en un ejemplo vivo de estos valores. Se requiere, pues, tener una actitud de colaboración mutua. La mayoría de los movimientos organizados tienen un liderazgo piramidal donde hay una persona responsable de las decisiones de muchas y de la organización en conjunto. Esto a menudo puede conducir a un mando unilateral o autocrático. También, aunque la edad conlleva sabiduría y experiencia, debemos ser realistas y ver que la edad también debilita el cuerpo y a veces las capacidades mentales. Al envejecer, tal vez no se ven las cosas con tanta claridad como antes. Los equipos de líderes intergeneracionales donde jóvenes y mayores trabajan juntos pueden representar un buen equilibrio entre la solidez de la tradición y la inspiración de la innovación. La espiritualidad es un proceso vivo que tiene que adaptarse continuamente a cada cultura y período de tiempo para poder sobrevivir.
Las civilizaciones y las sociedades humanas se han desarrollado y se han deteriorado a través de las organizaciones. Son la manera que tienen los humanos de crear y apoyar sistemas de pensamiento y estilos de vida. La historia nos enseña que la mayor parte de los movimientos espirituales comenzaron con un número muy limitado de gente que revivió o redescubrió la Sabiduría Divina. Más tarde, los seguidores organizaron comunidades, cargos y normas, e, inevitablemente, el comportamiento humano egoísta asumió el mando, causando sufrimiento y una pérdida de la visión del objetivo original que había inspirado a la organización.
Una organización resulta útil para enmarcar y transmitir las enseñanzas y su práctica. Pero hay que subrayar que es responsabilidad de todos los miembros estudiar y comportarse según las enseñanzas para que ese movimiento crezca. No podemos nutrir al mundo con la Sabiduría Divina si no somos un ejemplo vivo de ella. Como dice el Dalai Lama: “No habrá un futuro digno de vivir a menos que cada uno, ahora, asuma la responsabilidad personal de su propia vida interna y la responsabilidad universal del dolor y la desgracia del mundo.”
Otra faceta importante son las acciones concretas y orientadas al servicio. El siglo veintiuno, junto con su actitud frenética de egocentrismo exacerbado, es también una oportunidad para nuestro movimiento: los valores espirituales están perdiendo terreno en muchas partes del mundo, pero se siguen anhelando. La aceleración del ritmo de vida, la apertura de fronteras y la llegada de las comunicaciones ilimitadas pueden representar un gran potencial para unificar al mundo, pero también puede ser nuestra perdición si todo se desequilibra.
Deberíamos hacer uso de estas oportunidades de comunicación global, de abrir las puertas para que la gente vea y oiga lo que la Sabiduría Divina puede transmitir como valores y como remedios concretos para el sufrimiento humano del mundo actual. Las redes sociales, las páginas Web, las reuniones internacionales y los proyectos orientados al servicio son los instrumentos para tejer la red de la manifestación universal de la Realidad Una.
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http://www.theosophyforward.com/index.php/theosophy/821-our-unity-series.html