Serie Nuestra Unidad

La Unidad por Multiplicación, la Multiplicación por Unidades

John Roberts-EE. UU

TEOSOFIA

Una Filosofía viva para la humanidad

Tomo VIII

Núm. 6 (48) - marzo-abril de 1952

El reconocimiento de la Teosofía pura - la filosofía de la explicación racional de las cosas y no los dogmas - es de vital importancia en la Sociedad [Teosófica], ya que solo ello puede ser la luz del faro que guíe a la humanidad por su verdadero camino. - H. P. B. en su Primer Mensaje a los teósofos americanos, 1888.

A primera vista, tal vez parezca que nada podría ser más simple o estar más claramente expresado que el propósito del Movimiento Teosófico en las palabras de H. P. Blavatsky, dirigidas a una convención de Teósofos americanos en uno de los años cruciales del siglo diecinueve: el año de La Doctrina Secreta, y el año en que se anunciaría la Sección Esotérica. ¿Cómo es posible, entonces, que el Movimiento haya acabado en una desunión tan compleja? ¿Cómo es que casi ninguna de las simples y claras instrucciones del Maestro se estén siguiendo de forma consecuente en las diversas "ramas" del Movimiento – ¡por no mencionar que la misma existencia de sociedades rivales ya sea contraria al Primer Objetivo!

Incluso definir "Teosofía pura" representa comenzar una guerra de aniquilación mutua entre los que se llaman teósofos, a pesar de que luchar por la Teosofía pura sea algo manifiestamente absurdo: ¡también se podría esperar que Einstein propusiera un duelo porque un matemático aficionado se mofase de la Teoría de Relatividad! Entonces, ¿a que se debe esta guerra? ¿Qué significa hablar de teosofías impuras fomentadas por quienes desean imponerse en el terreno que se ha preparado en nombre de H. P. B. y los Maestros?

No es nada significativo el que se expongan variadas y distintas interpretaciones de la Teosofía  en los círculos Teosóficos. Y tampoco es nada sorprendente que algunas interpretaciones sean útiles, inspiradoras y honestas, mientras otras son degradantes, engañosas y moralmente infecciosas. El Movimiento Teosófico continúa a pesar de todo, excepto cuando se aplica la política de interferencia en el libre discurso y en una sana divergencia de opinión. Coartar la libertad de expresión, opinión y convicción entre los estudiantes teosóficos es fomentar la dictadura "espiritual"; predicar la Unidad, mientras se practica asiduamente la técnica del "divide y vencerás", es hipócrita; y celebrar "la devoción independiente" después de haber expulsado de una organización a todos los pensadores originales y a los trabajadores creativos es puro jesuitismo. Tales políticas sólo pueden conducir a la completa aniquilación, como centro teosófico, del grupo o camarilla que elige funcionar así en contra del verdadero Movimiento Teosófico.

Independientemente de las diferencias individuales, se espera que los teósofos trabajen incondicionalmente para la Teosofía, y no a favor ni en contra de nadie. Es verdad que el estudiante, por lo general, se identifica con alguno de sus compañeros en particular y naturalmente sigue la dirección de aquellos cuyo juicio y capacidad respeta – evitando así los riesgos de intentar obstinadamente "ir por libre." Sin embargo, hay que trazar una línea muy fina: cada uno de nosotros debe ser  nuestra propia autoridad final en todos los asuntos de conciencia y toma de decisiones. Elegir una opción es una tarea difícil, inquietante y a veces angustiosa,  y el débil, "el alma cobarde," puede encontrar fácilmente excusas imaginarias para esquivar el trabajo. Pero si lo hace, pierde inestimables oportunidades de formarse sus propias conclusiones, de actuar de acuerdo a su propia comprensión, de reafirmarse en sus convicciones - y de asumir las consecuencias de sus propios errores. La confianza consciente en uno  mismo no es solamente "dulzura y luz"; necesariamente conllevará, de vez en cuando, ciertos desacuerdos con los compañeros y sus métodos. Pero idealmente hablando - y cuando la integridad del alma es la consideración suprema - el desacuerdo no tiene que implicar una falta de cordialidad.

¿Es esta la imagen actual? ¿O el mundo Teosófico es un pequeño (muy pequeño) escenario muy activo, en la cual unas partes todavía más pequeñas se dedican a picajosas escaramuzas, y  donde se levanta tanto polvo  que el auditorio no puede ver nada con claridad? Cuando los teósofos dedican tiempo, energía e ingenio a las disputas personales, ¿qué esperan que signifique la Teosofía para el mundo "exterior"? ¿Existe algún método mágico por medio del cual los corazones envidiosos, los egoístas ambiciosos y las mentes retorcidas puedan, a pesar de todo, reflejar la Verdad?

La definición de H. P. B. de la Teosofía pura es "la filosofía de la explicación racional de las cosas y no los principios." ¿Cómo se entiende esto hoy en día? ¿Están los teósofos honrando y fomentando los intentos que hace cada persona por filosofar partiendo de una base teosófica  o tienden a concentrarse en unos cuantos  conferenciantes intelectuales que supuestamente usan la Teosofía correctamente? Muy cautelosos son tales "protectores" de los tiernos brotes de la Teosofía, muy en particular con las palabras que se utilizan para expresar la Teosofía y se preocupan mucho por la educación, la apariencia, los hábitos y la personalidad de aquellos a quienes se les permite hablar y escribir sobre Teosofía. ¿Acaso la Sabiduría-Religión, que ha existido y sobrevivido durante innumerables ciclos de la civilización, se fundamenta, entonces, en una base tan endeble como son los nombres, las formas y las apariencias?

No lo pensaba así H. P. B., cuya explícita declaración en el Primer Mensaje dice lo siguiente: "La multiplicación de centros locales debería ser una consideración primordial en vuestra mente y cada hombre debería esforzarse por ser en sí mismo un centro de trabajo." Esto no puede significar sino que H. P. B. acercó la Teosofía a cada hombre, mujer y niño del país y del mundo, y que ¡esperaba que aquellas grandes ideas fuesen adoptadas, usadas y expresadas por toda clase de mentes, en todos los ámbitos sociales, desde todos los puntos de vista, y en todas partes! Lo que parece haber escapado a la atención de los teósofos "organizativos" es que  la "multiplicación" es lo opuesto a la centralización. Nadie que lea las palabras de H.P.Blavatsky con un corazón abierto podrá dejar de difundir la Teosofía, a su manera, entre las personas a las que trate en su vida cotidiana. Nadie que haya tenido la influencia de la visión del Movimiento Teosófico puede dejar de promover, hasta cierto punto, ese Movimiento.

A la luz de los mensajes que transmitió H. P. B. en la convención se puede considerar, pues, que la mayor parte del trabajo teosófico de nuestro tiempo debería tildarse de anti teósofo. La pregunta es: ¿qué hacemos al respecto?

En su segundo mensaje, cuando presentó la Sección Esotérica, H. P. B. la describió como un grupo "cuyos miembros están comprometidos, entre otras cosas, a trabajar por la Teosofía bajo mi dirección." Puede ser que estas palabras tengan un significado que las sociedades Teosóficas actuales no hayan desentrañado perfectamente. ¿Debemos pensar que la Sección Esotérica se inició en 1888, que terminó en 1891, o que ya no existe? ¿La buscaremos en un lugar, en una persona, o en un grupo escindido del Movimiento? ¿O preguntaremos, simplemente, si nos hemos comprometido a trabajar por la Teosofía bajo la dirección de H. P. B.? Si es así, ¿no es ella consciente del hecho? Recordemos lo que un Maestro escribió a A. P. Sinnett en 1882: "Sus esfuerzos, confusiones y aprensiones quedan todos registrados de la misma manera, nuestro bueno y fiel amigo. En el imperecedero REGISTRO de los Maestros usted los ha escrito todos." (Cartas de los Maestros, p. 266.) Si esto es así, ¿qué más necesitamos como prueba evidente para avanzar? ¿Qué nos impide forjar nuestro propio camino en la divulgación Teosófica?

En el Movimiento Teosófico, como en la misma evolución, la posición del alma no es ni un don ni un privilegio; no se puede conceder ni quitar; no se puede comprar ni vender ni traspasar; es lo que es, como resultado de los esfuerzos inducidos y concebidos por uno mismo. Dejemos que cada teósofo sea un centro; dejemos que cada centro se expanda y se multiplique; y a medida que prosigue la multiplicación,  cada núcleo irá realizando cada vez más el significado de la Fraternidad universal.

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