James LeFevour - EE. UU
Como estudiante joven de Teosofía que soy, mi primer Congreso Teosófico Internacional tuvo lugar hace pocos años. Recuerdo muy bien una conversación en particular que mantuve una mañana durante el desayuno con otro estudiante joven. Era un estudiante de Point Loma – The Hague y, siendo yo de Wheaton, seguía más la línea de la tradición de Adyar. Por decirlo de alguna manera, nos gustó comparar nuestras notas y hablar de las diferencias entre las tradiciones.
Sin embargo, ambos teníamos en común una experiencia de la cual podíamos dar testimonio, especialmente por estar rodeados de teósofos de diferentes tradiciones. Nos acordamos del asombro que experimentamos la primera vez que ¡descubrimos la existencia de otras tradiciones! Imaginaros entrar en contacto con una organización que pone tanto énfasis en la Fraternidad Universal, en la Verdad y la Unidad. Y poco después, uno descubre que en un momento dado de la historia ¡ha habido una escisión en múltiples direcciones! Ni siquiera nosotros, con la más noble de las intenciones, somos inmunes a ese tipo de eventos divisorios.
Mi particular observación es, no obstante, que en la actualidad podemos ser inmunes a esta actitud de división. Llegados a este punto me parece que podemos celebrar la existencia de las diferentes tradiciones de estudio, y disfrutar de la oportunidad de investigar los aparentes puntos de contradicción. Me gusta leer a Blavatsky, a Judge, a Leadbeater y de Purucker. Vale la pena compararlos a todos y si vemos que en algo no concuerdan, habría que meditarlo. Incluso el primer borrador de La Doctrina Secreta fue criticado casi en su totalidad por T. Subba Row, al punto de que Blavatsky se sintió obligada a redactar de nuevo toda la obra; no existen los teósofos perfectos.
He oído decir a muchas personas que, para que las diversas organizaciones se lleven bien, la mejor manera de conseguirlo es hablar solamente de Blavatsky y de las cosas en las que todos estamos de acuerdo. ¡Qué manera tan perfecta de construir polvorines en nuestros encuentros en lugar de puentes! Con el tiempo, ese tipo de enfoque no tendría ningún sentido.
Para encontrar la Unidad en nuestras tentativas y no sólo en nuestro ser inherente, cabría considerar las palabras de Judge en su artículo The Theosophical Movement [The Path, Vol X. Agosto de 1895, pag.137-9]
“Existe una diferencia muy grande entre el Movimiento Teosófico y cualquier Sociedad Teosófica. El Movimiento es moral, ético, espiritual, universal, invisible excepto en sus resultados, y continuo. Una Sociedad constituida para el trabajo Teosófico es una organización visible, un resultado, una máquina para preservar la energía y ponerla en uso; no es universal, ni puede serlo, y tampoco es continua. Las Organizaciones Teosóficas han sido creadas por los hombres para colaborar mejor, pero, al ser meras cáscaras externas, deben ir cambiando de vez en cuando a medida que van apareciendo los defectos humanos, porque los tiempos cambian y el gran movimiento espiritual subyacente obliga a tales modificaciones.
“No hemos cambiado el trabajo de H. P. B.; lo hemos ampliado. Afirmamos que toda persona que haya sido admitida en cualquier Sociedad Teosófica debería ser recibida en todas partes entre los teósofos”.
No existe una sola “verdadera tradición Teosófica.” En cambio, lo que tenemos como estudiantes de Teosofía son diversas tradiciones y saberes que se conservan. De aquí en adelante, los miembros de cualquier tradición pueden reflexionar por sí mismos o tratar en grupos de estudio lo que consideren como puntos fuertes y débiles del planteamiento de cada tradición, y aplicar lo mejor de todas ellas, sin condenar a ninguna.
Si quisiéramos especular, podríamos atrevernos a decir que tal vez incluso todo se haya planeado ya de esta manera.
Link to Englisg version:
http://www.theosophyforward.com/theosophy/our-unity-series-a-better-bridge
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