[Este artículo apareció en el número de diciembre de 2013 del Theosophical Movement. Para más artículos publicados en esta excelente revista siga este enlace: http://www.ultindia.org/previous_issues.html]
Los ojos son las ventanas del alma; indican realmente quien eres tú. Los gurúes de autoayuda nos animan a profundizar en nuestros propios ojos. Pero mirar profundamente en nuestros propios ojos o en los de otra persona puede ser una experiencia incómoda porque no todos estamos preparados para hacer frente a las verdades que se revelan, escribe Vinita Dawra Nangia. Los ojos revelan el estado emocional de la persona en un momento dado. La autora escribe que a veces sus ojos revelan la presencia de un alma pacífica, otras, la de una persona mayor cínica con una mirada cansada del mundo o una persona joven llena de entusiasmo. La autora escribe que era como ver a una persona distinta cada vez que se miraba al espejo. La que se asomaba a sus ojos cada mañana le daba una pista de lo que estaba realmente pensando y sintiendo detrás de la máscara social.
Al igual que el cuerpo, los ojos tienen un lenguaje propio. Demasiado parpadeo puede indicar incomodidad. El que casi no parpadea o mira con frecuencia hacia otro lado puede estar tratando de ocultar algo. El que mira directamente podría estar interesado en ti y en la conversación. Un doctor examina los ojos del paciente para evaluar su estado de salud, porque los ojos pueden indicar una enfermedad hepática, la diabetes e incluso el colesterol. Por medio de investigaciones recientes, los médicos han sido capaces de encontrar métodos no invasivos para examinar los ojos de una persona y ver en ella el funcionamiento de la dopamina, lo que a su vez puede indicar la posibilidad del consumo de drogas, de una ludopatía, o una enfermedad de Parkinson o Esquizofrenia incipientes. Los ojos de la persona podrían revelar la belleza interior y podríamos ver nuestra propia belleza reflejada en ellos, escribe Vinita Nangia. (Times Life! Sunday Times of India, 10 de noviembre de 2013)
Los ojos reflejan tanto el estado de ánimo como el carácter de la persona. A menudo, tratamos de calibrar en los ojos si la persona es digna de confianza o no. Describiendo su primer encuentro con H. P. Blavatksy, W. Q. Judge, uno de los co-fundadores de la Sociedad Teosófica, escribe: “Fueron sus ojos lo que me atrajo, unos ojos de alguien a quien debí conocer en vidas pasadas”.
Las lágrimas en los ojos se pueden considerar como un escape de las emociones contenidas. En el lenguaje de los ocultistas, "las lágrimas", expresan simples emociones humanas. Sabemos que no somos capaces de ver las cosas con claridad mientras estamos emocionalmente implicados. "Las lágrimas" en los ojos indican a menudo el estado interior, donde el alma se estremece ante la pena, la desilusión o el placer, perdiendo así el apoyo de la naturaleza divina.
Cada persona emite exhalaciones magnéticas. Estas exhalaciones son más intensas en los ojos, en las palmas de la mano, en los dedos y en las plantas de los pies. Un "mal de ojo" es el poder destructivo del pensamiento. La mirada envidiosa de una persona hacia un hermoso jarrón o un coche o cualquier otro objeto o persona puede acabar causando daño o lesiones a ese objeto. En tal caso, los pensamientos de envidia se combinan con elementales y se convierten en una entidad que se precipita con la mirada.
Las condiciones hipnóticas se pueden producir por métodos puramente mecánicos mediante la fijación de los ojos en algún punto brillante, en un metal o cristal. El ojo, dice H.P.B., es el órgano más oculto de la superficie de nuestro cuerpo, y sirve como medio entre el metal o cristal y el cerebro, armonizando las vibraciones moleculares de los centros nerviosos del cerebro con el índice vibratorio del objeto mirado, cogiendo el ritmo de éste y transmitiéndolo al cerebro. Pero en el caso de las sesiones dirigidas, es la Voluntad del operador, que se irradia a través de sus ojos, la que produce la armonía entre su voluntad y la voluntad de la persona sobre la que se está actuando. (H.P.B. Serie núm. 9, págs. 32 y 37)
El glamur es la brujería o encanto en los ojos, haciéndoles ver las cosas distintas de cómo son realmente. Para poder ver un objeto, no sólo tiene que dirigirse la luz del objeto hacia el ojo, sino también desde el ojo hacia el objeto.
Cuando la luz de la mirada dirigida al objeto se apaga completamente, el objeto desaparece. Cuando la luminosidad de la luz procedente del ojo es alterada, el objeto también altera su forma o su color para quien lo percibe, según escribe el Sr. Judge. (Vernal Blooms, p. 85)
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