Buena Voluntad y Paz

Discurso de Yrjö Kallinen en Helsinki el 18 de mayo de 1935.

Medley PEACE 2 

Yrjö Kallinen (1886-1976) fue un teósofo, un acérrimo defensor de la paz y la no violencia y el único ministro de Defensa pacifista de Finlandia entre 1946 y 1948. A pesar de su pacifismo y apartidismo, fue encarcelado y condenado a muerte en la guerra civil finlandesa de 1918. Sin embargo, pronunció un discurso tan poderoso y conmovedor ante el pelotón de fusilamiento que fue indultado en el acto. Es de esperar que sus palabras de compasión de hace casi un siglo arrojen algo de luz sobre la oscuridad del presente.

Desde la perspectiva de la buena voluntad y la paz, podemos describir el mundo de dos maneras diferentes. La primera, más superficial, está en clara contradicción con la otra, más profunda, aunque ambas son verdaderas.

Al contemplar la situación del mundo, parece más sombría que nunca. La vida nunca ha estado en tanto peligro como en estos días. Los métodos de destrucción son tan poderosos que, si se los dejara actuar sin control, no habría garantía de que nuestra civilización sobreviviera. En el campo de los armamentos nunca ha habido una desproporción tan grande entre las capacidades de defensa y de ataque. Entre las naciones, nunca ha habido un odio tan profundamente arraigado y consciente entre sí como en la actualidad. Y no sólo en las relaciones entre las naciones, sino también dentro de ellas, los conflictos parecen insuperables. Los gobiernos intentan mantener la paz aparente mediante hazañas de fuerza, pero parece como si las diferentes naciones estuvieran listas para atacarse entre sí en cualquier momento. En esta visión del mundo, que nadie dudará de su veracidad, la buena voluntad parece existir escasamente.

Pero si nos examinamos a nosotros mismos y a nuestros vecinos y nos preguntamos si la fuerza que guía nuestras vidas es la buena o la mala voluntad, creo que podemos decir sin alardear que, aunque estemos equivocados y seamos incompletos en nuestra evolución, seguimos siendo, en general, benignos. Y, ciertamente, no somos mejores que la gente en general. Otros son benignos también cuando visitamos otras sociedades, hogares u otros países. Cuando pensamos en este hecho, debemos confesar que la buena voluntad existe en todas partes. ¿Cómo es posible representar el mundo de dos maneras tan completamente diferentes y, sin embargo, tan verdaderas? ¿Cómo puede un mundo poblado por seres benévolos ser tan malvado? La explicación de esta condición es que todo lo bueno, si se le imponen limitaciones, transforma su naturaleza y se convierte en su opuesto. Esto me recuerda la afirmación de los antiguos místicos de que Satanás es Dios al revés.

Hagamos algunas observaciones. Si ocurre un accidente en nuestro entorno más cercano, surge en nosotros una compasión fuerte y genuina hacia las víctimas del accidente. A veces, esto se percibe claramente incluso en entornos más amplios. Por ejemplo, el reciente naufragio del vapor Kuru, en el que murieron 136 personas, hizo temblar a toda la nación de Finlandia. Pero podemos leer con bastante indiferencia sobre terremotos en países lejanos o que 10.000 chinos han muerto de hambre u otras tragedias similares.

Las limitaciones de la compasión no son sólo de carácter local, dependientes de la distancia. A menudo existen en los pensamientos de personas y círculos cercanos al lugar. Desde la perspectiva de la guerra y la paz, la limitación del pensamiento es muy fatal. La compasión hacia el propio pueblo se convierte fácilmente en odio hacia los vecinos y conduce a la acumulación militar y a la guerra. Así, la compasión, en lugar de extenderse infinitamente como una bendición, se convierte en demoníaca cuando encuentra una limitación. Sabemos, por ejemplo, que en Alemania los nuevos movimientos religiosos admiran la germanidad y, debido a su limitación, reaccionan negativamente al cristianismo: “¡Fuera con el Cristo que se parece a una oveja, maldita sea la compasión y la misericordia!”. (1) Esto es algo horrible. Pero en el fondo es sólo compasión transmutada por limitación.

En las relaciones internacionales sucede lo mismo que en la vida de una persona. El egoísmo es más peligroso cuando se apodera de una multitud. A una persona se le endereza fácilmente la vida con las experiencias, pero cuando una multitud empieza a corear: “Nosotros, nuestro grupo, nuestro país”, sus miembros no se corregirán entre sí, sino que se animarán mutuamente, y así nacen grupos de “nosotros” que están en marcado contraste entre sí. Las fronteras entre países, clases e idiomas separan a estos grupos entre sí. Las personas son benévolas en todos los grupos, pero viven con la creencia de que, en los otros grupos, el mal es la fuerza motivadora de sus acciones. No pueden ver más allá de las fronteras.

La buena voluntad se convierte en mala voluntad cuando llega a un límite. Por eso, el mundo de las personas, en esencia, benévolas, estará lleno de luchas y odios mientras el grito de “¡nosotros, nosotros!” divida a la humanidad en áreas limitadas, en grupos limitados. La Paz sólo puede crearse mediante una Voluntad que no reconoce fronteras, sino que es Universal y se centra en todo el Planeta y en todos los seres vivos, y que realmente se esfuerza por comprender a las personas de otros países, en grupos con opiniones diferentes, tal como ahora nos esforzamos por comprender a nuestra propia gente, a la gente de nuestro propio grupo.

Teniendo en cuenta la intensidad de la buena voluntad que se encuentra confinada en ciertas fronteras, me gustaría creer que hay mucha “Buena Voluntad en la Tierra”. Si tan solo con una comprensión más amplia, las fronteras que ahora transforman la buena voluntad en una maldición pudieran ser borradas gradualmente. Y en este trabajo, primero debemos comenzar por nosotros mismos. Les aseguro que es posible comprender a los grupos de nosotros enojados, sean los que sean, hasta tal punto que sus gritos y acciones no despierten ninguna ira en nosotros, incluso cuando nosotros mismos los suframos. Esto sucede cuando comprendemos claramente -no solo lo creemos, sino que realmente lo comprendemos- que esas pobres personas están haciendo cosas malas nacidas de una buena voluntad, que debido a una comprensión limitada se ha transformado en su opuesto: una mala voluntad. Ésta es la base de una verdadera Buena Voluntad y de un verdadero trabajo por la Paz.

NOTA

(1) El Partido Nacional Socialista, es decir, los nazis, invadieron posiciones claves en la Iglesia y comenzaron a formar su propia versión del cristianismo, en la que Adolf Hitler era un mensajero de Dios. Nota del traductor.

Traducido por Lauri Livistö - Revisión y correcciones por Ilkka Castrén.