EDITORIAL

Jan Nicolaas Kind – Brasil

Jan Nicolaas Kind

¿Es mi Blavatsky mejor que la tuya?

Parece que dentro de nuestros círculos algunos intransigentes están todavía tratando de probar que han inventado la rueda. Algunos han divido el panorama Teosófico en los que saben y los que mienten. Hay algunos que están exclusivamente conectados con la verdad, ya sea lo que sea esa verdad, y hay otros
eternamente desconectados.

En un sitio de web de redes sociales, los lectores son constantemente confrontados con condescendientes y abominables exposés por un moderador que aparentemente se ha nombrado a sí mismo como la conciencia de la ST en Adyar, mientras que en otros sitios de web autores y sus editores tienen la tendencia de proclamar sea lo que sea que sienten como proclamar. Sus artículos y editoriales están llenos de los bien conocidos verbos modelo como “deber de,” “tener que,” “debería de,” y “deberé de.” Ellos se presentan como los buenos pastores vigilando a su rebaño.  

Es como si los fariseos nos estuvieran hablando otra vez. Recibimos instrucciones acerca de lo que es correcto y de lo que no lo es, y todo bajo la bandera de la aprobación de H. P. Blavatsky. Pero ¿quién está dando esa aprobación? ¿Es H.P.B. misma o algunos que se encuentran capacitados para hablar en su nombre? 

Habiendo estudiado este maravilloso fenómeno ruso durante muchos años, me inclino a pensar que ella aprobaría un mayor desarrollo de lo que trajo a nuestro mundo. Ella vino con su propio mensaje singular y nos dio la oportunidad de pensar y resolver lo que nos dio. No creo ni por un momento que quería ser la “última mensajera,” y sin duda ese no era su punto de partida.

Algunos creen que representan su singularidad y esplendor, afirmando que todos los que tengan puntos de vista o interpretaciones ligeramente diferentes no son más que falsificadores o aún conspiradores, con su único objetivo: destruir todo lo que la Teosofía significa. No hablemos de la tolerancia y franqueza tan claramente abogada por la misma H.P.B.   

En una reciente publicación en el internet, John Algeo fue otra vez atacado y calumniado como si fuera la peor escoria del planeta. ¿Qué es lo que H.P.B. misma escribió acerca de tales ataques? 

“¿ES LA DENUNCIA UN DEBER?”
[Lucifer, Vol. III No.16, diciembre 1888, pp. 265-73]
“No condene a nadie en su ausencia; y cuando somos forzados a reprobar, debemos hacerlo de cara a cara, pero suavemente, y con palabras llenas de caridad y compasión. Ya que el corazón humano es como la planta de Kusuli: abre su taza al dulce rocío de la mañana, y la cierra antes de una ducha de lluvia torrencial.”  

“De hecho, el deber de defender al prójimo azotado por una lengua venenosa durante su ausencia, y abstenerse, en general, ‘de condenar a otros’ es la misma vida y el alma de teosofía práctica, ya que tal acción es la doncella que nos conduce al angosto Camino de la ‘vida superior,’ esa vida que nos lleva al objetivo que todos anhelamos alcanzar.” 

Bueno, aquí va, sin lugar a dudas. En el número de enero 2013 del The Aquarian Theosophist, el editor, usando su muy reconocible prosa otra vez persiguió a John Algeo de una manera que seguramente no hubiera complacido a H.P.B.

Las críticas de que algunas cartas incluidas en la compilación de John Algeo, Las Cartas de H. P. Blavatsky, no deberían haber sido publicadas allí, o deberían haber tenido una introducción más clara, son legítimas. Pero lo fueron, y tenemos que vivir con los hechos; podemos muy claramente aprender de esta situación. Hubo un consenso en aquel entonces entre los editores de ese libro que esta publicación requeriría cierta inteligencia también de parte de los lectores. Hace cinco años, en una entrevista con Katinka Hesselink, John Algeo respondió a este asunto con el siguiente comentario: 

PREGUNTA:
2. Hubo una tormenta alrededor de la publicación de Las Cartas de H. P. Blavatsky, que Ud. y su esposa trabajaron tan arduamente para crear. ¿Esperaban la tormenta,  y puede explicarle a mis lectores de qué se trataba esa tormenta?

RESPUESTA:
El primer volumen de Las Cartas de H.P.B. necesitaba, por varias razones, ser publicado con rapidez. Por lo tanto, tiene una serie de defectos, sobre la mayor parte de los cuales no se ha comentado, pero sobre los que estamos agudamente conscientes. Estamos ahora trabajando mas despacio y deliberadamente con el segundo volumen y esperamos que salga mejor. Por ejemplo, tendremos más cuidado de comentar sobre asuntos que puedan molestar a algunos lectores. Sin embargo, los principios básicos de esta edición abarcan lo siguiente: Vamos a incluir todas las cartas que se han razonablemente atribuido a H.P.B., incluso las que algunos Teósofos rechazan porque no están en consonancia con su opinión de ella. De H.P.B., podemos decir lo que Walt Whitman dijo de sí mismo en Canción de Mí Mismo (Song of Myself): “¿Me contradigo?” / Muy bien entonces me contradigo / (Soy grande, contengo multitudes).

H.P.B. era una persona demasiado noble para caber en cualquiera de las estrechas categorías que sus admiradores podamos imaginarnos que ella ocupe. Que incluyamos una carta en el volumen no quiere decir que afirmamos que es realmente suya, sino que ha sido razonablemente atribuida a ella. La mayoría de las cartas que existen no son copias autógrafas (es decir, en su propia letra), sino en cambio son transcripciones realizadas por otros y a menudo “mejoradas” o por otra parte modificadas por los transcriptores. Es imposible afirmar la autenticidad de los textos de la mayor parte de las copias de las cartas que existen. Nuestro objetivo ha sido y será incluir los textos más antiguos y auténticos que podamos encontrar de todas las cartas que, con algún fundamento, se le han atribuido a H.P.B. Los lectores son libres de decidir por sí mismos cuáles son genuinas o cuánto de cualquier carta dada es lo que ella realmente escribió. No obstante, trataremos de ofrecer a los lectores la mayor ayuda posible para poder llegar a esa decisión. Pero esas decisiones a menudo dependerán del prejuicio de un determinado lector sobre lo que es o no es similar a Blavatsky. Como va el antiguo refrán, de gustibus non disputandum est, o sea, a cada uno su propia decisión. 

PREGUNTA;
3. ¿Habría manejado las cosas diferentemente si hubiera sabido las reservas que las personas tendrían con la publicación?

RESPUESTA:
Habríamos incluido más advertencias admonitorias, pero no habríamos cambiado los principios sobre los cuales la edición se basa, que creo son la única base honesta para hacer tal edición.

Enlace a la entrevista original:  http://www.allconsidering.com/2008/john-algeo-interview/

Ningún otro comentario por esta parte. Está claro: Se podría haber hecho mejor, pero debido a las circunstancias el libro sobre el cual John y su esposa Adele trabajaron tan duro se convirtió en una publicación perfectamente “imperfecta”.  
Hubiera sido más que suficiente que los analistas y editores hubieran advertido a los futuros lectores que fueran cautelosos al leer este libro. No hay necesidad de anunciadores o cualquier tipo de “Señores Sabelotodo” de proclamar ultimátums
patéticos y lanzar lodo a aquellos que se han ganado el aprecio y respeto de miles alrededor del mundo. Se refieren a trabajadores incondicionales para la causa Teosófica como “aficionados y éticamente ingenuos”, pero quién en realidad es el que habla así?

John Algeo es un buen hombre, un trabajador dedicado a la causa. Tiene la capacidad, única, de admitir un error y compensarlo. Ahora, en sus ochenta y después de haber perdido a su Adele y de haberse enfrentado con deterioro de salud, sigue trabajando para la Teosofía de la mejor forma posible. En sus ochenta “y pico” años de esta encarnación ha hecho mucho bien y, SÍ, ha cometido errores, ¿pero quién no . . . ? 

Su respeto y amor por H. P. Blavatsky y sus escrituras son indiscutibles. Hace aproximadamente trece años los ví a él y a Adele realmente trabajando en los archivos de Adyar para coleccionar material para el libro. La intención y la dedicación es lo que cuenta; viéndolos trabajar tanto juntos fue y sigue siendo un ejemplo inspirador para mí.  

Todos podemos enfocarnos en H.P.B. desde nuestro propio punto de vista, desde nuestra propia tradición. A veces es evidente que hay grandes diferencias, pero ¿no es esto magnífico? ¿No sería terriblemente aburrido estar de acuerdo en todo?

Así que uno se puede preguntar: “¿Es mi Blavatsky mejor que la suya? ¿Tenemos que llegar a este extremo? ¿Es la Blavatsky de John Algeo, de Radha Burnier, o de cualquier editor mejor que la de cualquier otro? Claro que no. Aprendamos finalmente que nuestra Casa Teosófica es suficientemente grande para todos nosotros y que en vez de acusarnos los unos a los otros deberíamos realmente y finalmente escucharnos para beneficiar a nuestro planeta. Este es sólo un ejemplo de cómo hacerlo:

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Link to English text: http://www.theosophyforward.com/index.php/the-society/744-editorial.html