La creciente marea del cambio

Boris de Zirkoff – USA

Una Filosofía Viva Para la Humanidad
Tomo XXXVI
Núm. 4 (162) - Primavera 1980


Fotografía de la portada original (1980) en la revista: Día Radiante de Invierno, Cerca de Davos en Suiza

En medio de la intensa lucha que tiene lugar en el mundo externo entre el bien y el mal, entre la llamada del noble deber hacia la humanidad y el señuelo del egoísmo y la avaricia, los ideales perennes de la vida espiritual destacan con mayor gloria cuando se proyectan sobre las sombrías nubes del odio, de la terrible crueldad y de la violencia.

No confundamos los síntomas que vemos en tanta abundancia por todas partes. La tremenda irrupción de las fuerzas espirituales e intelectuales dinámicas, desde su fuente perenne, azota los poderes opuestos del materialismo en un último envite desesperado, en toda la línea del pensamiento y el esfuerzo humanos. La creciente marea del pensamiento espiritual desarraiga las supersticiones humanas, remueve los fondos estancados de la indiferencia, y saca a la luz las cosas ocultas de la oscuridad.

Nos enfrentamos hoy, no a un mundo de confusión y caos, en el cual todo se deshace, como creen algunos, sino a un mundo en reconstrucción, en el cual se está dando un ajuste global, mientras el marco humano, social e individual, intenta ampliar su estructura para convertirse en el vehículo adecuado de una conciencia más grande, de una percepción más profunda y de una visión más ancha.

Como estudiantes de la Filosofía Esotérica perenne, Guardianes en las almenas del Espíritu, es nuestro deber redoblar cada esfuerzo hecho por liberar al pensamiento humano de todo el mundo, de la esclavitud de los sentidos inferiores; y también pensar, sentir y actuar de forma constructiva y desde lo más profundo de nosotros mismos, en un momento en el que el futuro de la raza humana está en la balanza, y millones de hombres y mujeres anhelan precisamente aquella solución espiritual para sus problemas que  les ofrece la Teosofía.

El mal es sólo la ausencia del bien, y su presencia destaca en contraste con lo que está bien en la obra de teatro del mundo. Es la oscuridad que se manifiesta cada vez  que la luz ilumina el escenario. El mal debe combatirse con coraje y audacia, pero la mejor manera de luchar contra él es ejemplificando el bien, y arrojando luz sobre las cosas oscuras. Entonces tendremos a los poderes de la luz apoyando nuestros esfuerzos, y a las fuerzas solares como nuestros aliados.

Con el espíritu compasivo de los Grandes Seres nacidos en el Solsticio de Invierno de las profundidades inmaculadas de su propia Seidad Interna, volvamos a dedicar nuestra vida al noble servicio de todo lo que vive, a la Causa suprema de la Luz y la Verdad, ¡y a la reverencia por las cosas que se sienten pero que no se ven!

La cruda realidad de un mundo en confusión no puede afectar nuestro sueño más noble. Es algo vivo, vibrante, que late por sí mismo, que trata de las imperfecciones del hombre y su confusión actual. De ese sueño nacieron todas las reformas nobles de los siglos pasados; todos los actos de valor desinteresados; todas las visiones de futuro y el consuelo de hoy. De aquel sueño perenne del perfeccionamiento humano surgieron los pensamientos poderosos que han forjado las nuevas civilizaciones y han elevado a hombres y mujeres hasta nuevos logros. ¡Está hoy más vivo que nunca – porque ese sueño, aunque intangible y aparentemente distante, perdura a través del tiempo y nunca puede morir!

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http://www.theosophyforward.com/theosophy/the-rising-tide-of-change

 

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