Pablo Sender – Argentina y EUA
Desde su inicio, la Sociedad Teosófica ha estado activamente comprometida en la divulgación de la filosofía esotérica. Este conocimiento se transmitió al público principalmente por medio de conferencias informativas y material escrito, un método que funcionó bastante bien en el pasado. Hoy, sin embargo, no estamos llegando al público de una manera eficaz. Las causas de esta deficiencia son complejas, pero incluyen el hecho que, durante los últimos cuarenta años más o menos, nuestra cultura ha cambiado en dos aspectos importantes.
Primero, durante las primeras décadas de la Sociedad, la filosofía esotérica era poco conocida en Occidente, así que nuestra organización era la fuente más importante de transmisión de dicho conocimiento. La gente que buscaba un acercamiento espiritual distinto del religioso era atraída hacia estas "nuevas" ideas Teosóficas. Con el tiempo, y fundamentalmente como consecuencia del trabajo de la Sociedad, los principales temas de la filosofía esotérica fueron cada vez más reconocidos, y un número creciente de organizaciones se crearon para la promoción de estas ideas. Lamentablemente, esta popularización posterior fue hecha a un nivel bastante superficial y no propició la comprensión profunda de dichos principios. De todos modos, la filosofía esotérica hoy ya no es percibida como una novedad, y la Sociedad Teosófica es vista como una organización entre muchas, dedicada a la divulgación de estas enseñanzas.
Segundo, otro cambio también ha ocurrido en nuestra cultura, afectando el modo en que la Teosofía es recibida. Cuando la Sociedad Teosófica fue fundada, la ciencia se encontraba en su punto álgido de influencia, creando una sed general por conocimiento. Acceder a éste no era tan fácil entonces como lo es hoy, de modo que cualquier canal de conocimiento atraía el interés. Hoy, desde los albores de la era de la información, las personas están relativamente saturadas de conocimiento. Ya no buscan nuevas teorías, sino medios para afrontar las presiones y el estrés que la vida moderna les impone. En consecuencia, las conferencias informativas ya no apagan su sed, ni tampoco atraen su atención.
¿Cómo deberíamos afrontar estos cambios? Algunos miembros piensan que la Teosofía es demasiado compleja y que deberíamos adoptar un acercamiento al estilo Nueva Era a fin de atraer una audiencia más amplia. Pero esto no funcionará, porque haría que la Sociedad Teosófica perdiera su naturaleza distintiva y fuera colocada al mismo nivel que cientos de organizaciones, en un mercado ya superpoblado. Pero más importante aún es el hecho de que las personas que se sienten atraídas por la Nueva Era, en general ni desean ni son capaces de adoptar el serio acercamiento a la espiritualidad que realmente representa la Teosofía. Después de algún tiempo se desilusionan, y finalmente abandonan la Sociedad. Lo que debemos hacer es aprovechar al máximo la profundidad de la Teosofía, reenfocando el modo en que nos relacionamos con sus enseñanzas y cómo las presentamos al público. Si queremos que la Teosofía se convierta en una fuerza viva en nuestro mundo, debemos presentarla, no simplemente como una filosofía, esotérica o de otra manera, sino como un sendero espiritual. Deberíamos presentar las enseñanzas teosóficas, no como conceptos filosóficos abstractos, sino como herramientas para ayudar a la gente a afrontar los desafíos actuales, y permitirles conducir sus vidas espiritualmente en el quehacer diario.
Para lograr una presentación de esas características, cualquier cosa que comuniquemos con nuestras conferencias y escritos debería apuntar a arrojar luz en el sendero del desarrollo espiritual. Si, por ejemplo, estamos hablando sobre el karma, no deberíamos concentrarnos en los detalles de cómo trabaja la ley. Después de haber proporcionado la información técnica básica sobre el tema, debemos mostrar cómo el conocimiento de karma puede ayudarnos a vivir de forma diferente.
Por ejemplo, podríamos hablar de la ecuanimidad que se obtiene cuando sentimos profundamente un sentido de justicia, de propósito, en todo aquello que nos pasa. Tal ecuanimidad es esencial para la espiritualidad, y el modo de pasar por la vida con paz interior. Podríamos también hablar de la necesidad de desarrollar una percepción de ese orden espiritual que existe detrás de la vida, y luego indicar maneras básicas para desarrollar esa percepción. Tales presentaciones deberían ser nuestra primera aproximación al público. En un par de artículos publicados en la revista The Theosophist traté de explorar algunas enseñanzas de la Doctrina Secreta de esta manera (ver mi sitio Web en Español: http://pasender.tripod.com/id12.html). Más información técnica sobre cómo funciona el karma puede ser importante si se pretende un entendimiento más profundo, pero esto puede venir más tarde, después de que la persona haya comprendido los aspectos espiritualmente más relevantes del tema.
Para transmitir la Teosofía de esta manera, nosotros, como miembros de la Sociedad Teosófica, debemos estudiar las enseñanzas Teosóficas de un modo serio, tratando no sólo de comprender los principios básicos, sino también haciendo un esfuerzo serio para vivir acorde con lo que estudiamos. De este modo, descubriremos cómo las enseñanzas Teosóficas pueden ayudarnos en nuestras vidas diarias. Sin este esfuerzo, nuestro acercamiento será superficial, y nuestras respuestas a las preguntas y a los problemas de la gente no llevarán la fuerza viva de nuestra propia realización.