Una Historia hawaiana

Marcando la diferencia [por cortesía de Robert Zuk]

Érase una vez, había un sabio kupuna (mayor), que fue al mar para reflexionar. Un día, mientras caminaba por la orilla, el kupuna miró hacia la playa y vio una figura humana bailando graciosamente. El kupuna se preguntó en voz alta, "¿quién puede saludar tan alegremente este día con un hula?" y comenzó a andar más rápido para alcanzarle. Al acercarse, el kupuna vio que el bailarín era un keiki (niño), que no estaba bailando. El keiki se agachaba hacia la arena para recoger algo y lo lanzaba al mar con delicadeza. El kupuna se dirigió al keiki, "¡Aloha! ¿Qué haces?" El keiki se detuvo, levantó la mirada y contestó, "Estoy lanzando estrellas de mar al mar." Sorprendido, el kupuna farfulló: "Supongo que tenía que haber preguntado, "¿Por qué estás tirando estrellas de mar al mar?" El keiki sonrió abiertamente, señaló a lo alto y, con una simplicidad exquisita, contestó: "El sol está alto, la marea se está retirando y si no las devuelvo al mar morirán." "Pero ¿no te das cuenta," preguntó el kupuna, "de que hay millas y millas de playa llenas de estrellas de mar? ¡Lo que estás haciendo no representa nada!" El keiki escuchó cortésmente. Después se inclinó, recogió otra estrella de mar y la lanzó delicadamente al mar, un poco más allá de donde rompen las olas, y declaró eufóricamente: "¡Para esa sí que ha representado algo!” - Ka Hôkû Kai

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