LOS MISTERIOS DEL EGO
Sri Raghavan Iyer – USA
Si no sentimos nuestra muerte espiritual, ¿cómo deberíamos soñar con invocar la vida?
Claude de St.-Martin
La prueba segura de que los individuos han comenzado a ascender a planos superiores de conciencia es que encuentran una fusión creciente de sus ideas y sus simpatías. La amplitud de la visión mental se apoya en la profundidad del sentimiento más íntimo. Las palabras son inadecuadas para transmitir esos modos de conciencia. Los místicos no pueden comunicar fácilmente la inefable unión de la cabeza y el corazón que a veces se ha llamado matrimonio místico. Tal lenguaje metafórico velado a menudo puede referirse a centros específicos de conciencia en el cuerpo humano. Si el cuerpo es el templo viviente de una inteligencia divina encarcelada, el lenguaje metafórico de los místicos apunta a una sintonización y activación de centros interrelacionados en el cuerpo. Hay un corazón místico que es diferente en ubicación y función del corazón físico. También hay una semilla de intelección superior, "el lugar entre tus ojos", que es distinto de los centros del cerebro que están involucrados en la cerebración ordinaria. Cuanto más una persona sea capaz de mantener la conciencia en un plano que es más vasto en relación con el tiempo y el espacio, más sutil en relación con la causa y el movimiento, que la conciencia sensorial normal, más se activarán estos centros superiores. Como esto no puede tener lugar sin también despertar sentimientos más profundos, el significado original del término "filosofía" - "amor a la sabiduría" - es sugerente y significativo. Hay un nivel de energía liberado por el amor que se une con una profunda reverencia por la verdad per se. Esta energía libera una mayor capacidad para experimentar una sintonía autoconsciente con lo que está detrás de la fantasmagoría visible de toda la vida, acercándonos a lo que se está gestando debajo del suelo en las raíces ocultas del ser, y más cerca de los anhelos no articulados de todos los seres humanos Todos perciben este parentesco en los momentos críticos. A veces, en el contexto de una tragedia compartida o en un momento de crisis causada por una catástrofe repentina, muchas personas experimentan una unidad auténtica entre sí a pesar de la ausencia de signos de expresión tangible.